Para el autor, el control social se ha institucionalizado como concepto y como práctica en Colombia, aunque resulta más pertinente, para el autor, entenderlo como control societal, pues lejos de ser un mecanismo para combatir los males del Estado con las virtudes ciudadanas, se trata de un instrumento movilizado por actores sociales y estatales para incidir en la gestión de lo público. Analiza los procesos y mecanismos que operan en el estímulo y desarrollo de las veedurías, comparando dos municipios con características diversas.