En las últimas décadas la migración en el Perú tuvo una tendencia a la emigración, es decir, predominaba en los peruanos la voluntad de migrar a otro país por motivos laborales o estudios (la búsqueda de un futuro mejor), por lo que las autoridades diseñaban políticas públicas en base a la ratificación de instrumentos internacionales que garanticen los derechos humanos de nuestros connacionales en los países re-ceptores, y/o gestiones de apoyo a través de los consulados en pro de la protección de sus derechos cuando se encontraban en situación de vulnerabilidad extrema. Sin embargo, esta situación cambio a partir del año 2016, cuando el Perú se convirtió en un país receptor de inmigrantes, dando inicio a un cambio en la gestión y políticas públicas y que, en las primeras etapas de toma de decisión de las autoridades, se visualizó una inexperiencia para gestionar la migración, y que con el transcurrir del tiempo su maduración fue gradual, pero aun con vacíos en el análisis de la evidencia que se generaba cada día y un sentido prospectivo en base a las tendencias y escenarios contextuales. El análisis de la situación actual para una planificación de la gestión migratoria para los próximos años, tuvo ciertas deficiencias que fueron mejorando, sobre todo en vincular las políticas de desarrollo y las políticas de seguridad humana (multidimensional), que son las columnas vertebrales de país.