En 2015, los países miembros de las Naciones Unidas adoptaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esos objetivos representan prioridades globales, desafíos comunes, a mayor o menor medida, a todos los países y que, si cumplidos, redundarán en un mundo con un patrón de desarrollo más justo y sostenible. En esa declaración se quedó acordado “el propósito de mejorar la calidad de la fiscalización de los programas y proyectos que materializan los ODS, así como las políticas públicas que los orientan, incorporando en sus acciones de fiscalización mecanismos de participación ciudadana en el control institucional de la gestión pública”. (grifos nuestros)